Los ‘amigos’ que deberías tener, según Mark Zuckerberg

La ambición de Mark Zuckerberg va mucho más allá del dinero. Esa la satisfizo hace una eternidad con la ejecución obsesiva y casi maquiavélica de una idea brillante. Ahora ambiciona algo mucho más terrenal y poderoso, conocer a fondo a un generoso y aleatorio puñado de los «amigos» que ayudó a conectar con su vasta red de intercambio de contenidos.

Lo lleva haciendo desde hace meses con otro esquema metódico que consiste en recorrer cada estado en el que nunca ha puesto un pie -la mayoría son «rojos», los republicanos que se inclinaron claramente por Donald Trump en las últimas elecciones-, con el firme propósito de entender el desencanto de la gente con el partido demócrata y aprender más de su estilo de vida y necesidades.

Pero su conclusión tras compartir la mesa con una familia de clase media de Ohio y otra campesina en Wisconsin, entre otras, no tiene nada que ver con la especulación que lleva girando alrededor de su iniciativa desde que la puso en marcha. A sus 33 años, Zuckerberg no tiene intención alguna de meterse en política, como se ha dicho. Lo que quiere es ayudar a esos americanos que hacen uso de su red social a tener amigos más relevantes.

«Algunos de vosotros me habéis preguntado si este reto significa que me estoy presentando para un cargo público. No es así», escribió en su ‘muro’ de Facebook. «Lo estoy haciendo para tener una perspectiva más amplia y estar seguro de que estamos atendiendo bien a nuestra comunidad de casi 2.000 millones de personas en Facebook».

Después habla de la importancia de las relaciones y de la contradicción que suponen «que los estudios aseguren que el americano medio tiene menos de tres amigos cercanos». Por eso propone crear una especie de Cuerpos de Paz donde la gente puede encontrar mentores o convertirse en ellos para otras personas. «Esto es algo que acabo de empezar a estudiar y en lo que estoy trabajando con mis equipos en Facebook para construir».

Su otra conclusión es que es fundamentalmente falso que las personas con acceso a buena información tomen mejores decisiones, sino que es su entorno el que las condiciona. Para justificar su planteamiento, usa el ejemplo de un grupo de heroinómanos con quien tuvo la oportunidad de hablar en uno de sus viajes. «Me contaron que el primer paso para combatir la adicción es desintoxicarse, pero la segunda es cambiar completamente de amigos«, escribe. De lo contrario, la recaída está casi garantizada.

Son sus conclusiones momentáneas mientras continua viajando por el país. El domingo estaba en Rhode Island junto a su mujer, Priscilla Chan, visitando un colegio tras reunirse con la gobernadora del estado, la demócrata Gina Raimondo.

Puede que en sus ambiciones no entre el despacho oval de la Casa Blanca, pero el aura que deja a su paso se asemeja bastante a la de un candidato que ilusiona. «¿Has visto quién está ahí fuera?», preguntaba incrédulo el dueño de un restaurante italiano en el que pararon a comer los Zuckerberg, horas después de ser fotografiados escuchando los problemas de una alumna adolescente con cara de tedio supremo. Muy presidencial, con su futura primera dama junto a él, metidos de lleno en la tarea de cambiar el mundo desde distintas perspectivas.

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