Galaxy S8.

Hay teléfonos destinados a pasar sin pena ni gloria por el mercado, modelos que pueden llegar a vender en gran volumen a lo largo del año gracias a precios ajustados y promociones con operadoras, pero que no suelen despertar el interés en el momento del lanzamiento.

Hay teléfonos que son todo lo contrario. Acaparan la atención de blogs y medios de comunicación durante semanas y son el buque insignia de un fabricante, el modelo capaz de cambiar la percepción que se tiene de la marca.

El Galaxy S8 es uno de ellos. Como el resto de la gama Galaxy S de Samsung en años anteriores, es el teléfono que permite a la compañía coreana reinar sobre la plataforma Android y marcar el ritmo al que se mueve la industria. Este año, incluso, más que en años anteriores. El S8 tenía después de todo la nada sencilla tarea de borrar de la mente de los consumidores el fiasco del Galaxy Note 7.

En este tipo de teléfonos las ventas durante el primer mes marcan la tendencia y permiten hacerse una idea de cómo está reaccionando el público ante nuevas funciones. ¿Realmente es importante el puerto de auriculares?, ¿Tener dos cámaras? ¿Integrar un pulsómetro?… da igual lo que digan -digamos- los críticos de producto, es el mercado el que decide.

En el caso del S8 la respuesta es alentadora. Samsung ha vendido más de 5 millones de unidades en menos de un mes. La cifra hay que entenderla dentro del contexto de las ventas de modelos anteriores de la misma gama y con una aclaración importante: la cifra son unidades vendidas a consumidor final y activadas. Samsung ha distribuido casi más de 10 millones entre sus clientes -que incluye operadoras de telefonía y otros canales de distribución-.

La cifra representa entre un 20% y un 30% más de lo que llegó a vender con el Galaxy S7, un dato que ya se podía suponer por las elevadas reservas. «Es el dispositivo Galaxy S que mejor ha funcionado en la historia», han asegurado fuentes de la compañía al diario coreano Chosun Ilbo.

Hay que tener en cuenta que el teléfono se lanzó en un primer momento en sólo tres países: Corea del sur, Estados Unidos y Canadá. Una semana después llegó a varios países europeos, incluido España. El único problema registrado durante el lanzamiento fue la aparición de un tinte rosado en algunas pantallas. El plan de Samsung es expandir la disponibilidad a 120 países en los próximos meses, incluido China, un mercado muy complejo en el que la marca está perdiendo popularidad frente a compañías locales como Huawei u Oppo.

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