La presentación de los últimos teléfonos de Apple dejó una polémica -el cable, la caja y el medioambiente- y varios nuevos modelos. Uno de ellos, el iPhone 12 Mini, sorprende porque con su pantalla de 5,4 pulgadas parece ir contra la olímpica tendencia del mercado que quiere que todo sea más rápido, más potente y más grande. ¿Volverán los teléfonos pequeños?

Desde el iPhone original, con su pantalla de 3,5 pulgadas de diagonal, hasta el recién presentado iPhone 12 Pro Max y sus 6,7 pulgadas cada modelo ha ganado tamaño -y apellidos- hasta llegar a un punto en el que prácticamente dobla el panel del modelo primigenio.

Por el camino se han ido superando marcas; como si se tratase de la carrera por batir el récord de salto de altura el listón se colocaba cada vez más alto: 4 pulgadas (iPhone 5), 4,7 (a partir del iPhone 6), 5,5 (con el iPhone 6 Plus), 5,8 (iPhone X y XS), 6,1 (iPhone XR) y así hasta las 6,5 del iPhone XS Max… que bajaron a 6,46 en el 11 Pro Max. Un paso atrás para coger carrerilla y llegar al tope de las 6,7 actuales.

No son los únicos que han seguido este camino, ni mucho menos. Xiaomi, por ejemplo, presentó hace unas semanas su serie Mi 10t compuesta de tres teléfonos de 6,67 pulgadas. Y eso por no hablar de plegables como el Galaxy Z Fold 2, que desplegado se va a las 7,6.

La evolución, si bien exagerada para los bolsillos apretados y los bolsos de boda, es lógica: cada vez hay más contenido capaz de aprovechar el tamaño. Las cámaras, sin ir más lejos, han pasado de ofrecer imágenes con la resolución de un tamagotchi a ser prácticamente herramientas profesionales. ¿Qué sentido tiene que tengan esta calidad si la pantalla del móvil no se diferencia de la de una calculadora?

Con la tasa de refresco, otro de los argumentos que se esgrimen en el mercado actual, ocurre lo mismo: sólo se entiende en paneles de cine y dispositivos en los que se pueda apreciar algo que, para muchos, es inapreciable. En cualquier caso, está echo para Fortnite o Genshin Impact, no para la serpiente del Nokia 3310.

Sin alejarnos mucho de la presentación de Apple tenemos otra de las claves. Las palabras más repetidas en el evento fueron, iPhone aparte, un número y una letra: 5G. Las nuevas redes ofrecen velocidades pasmosas que permiten descargar contenido de alta calidad, ver películas y series en streaming o realizar videollamadas como si estuviésemos conectados al WiFi de la NASA.

Y en mitad de todo esto aparece un teléfono con un tamaño que no se veía entre los de Apple desde el iPhone 8. En esta carrera armamentística todos los fabricantes crean bombas descomunales y se olvidan de que hay quien se conforma con una navaja de mariposa para ir a esta guerra. Especialmente si no hay forma de manejar el misil termonuclear de 7 pulgadas con una única mano.

Apple tiene fama de crear tendencias, cuando en realidad lo que hace como nadie es detectar aquellas que se van a mantener, seguirlas y mejorarlas. Tal vez no sean los primeros en llegar a la fiesta, pero sí los primeros que importan: una vez que están ellos, todo el mundo querrá acudir.

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