Los Roomba no han cambiado demasido con los años, pero siguen barriendo como es debido

El aspirador robótico es un aliado perfecto para las casas no muy grandes, con mascotas y dueños algo vagos

Seamos honestos: a nadie le gusta limpiar. Aunque puede ser algo relajante y que mantenga tu cabeza ocupada cuando necesitas distraerte, hacerlo obligado es algo odioso para todo el mundo. El éxito de los Roomba de la compañía iRobot son un claro ejemplo de que esto es lo que muchos sentimos.

Los Roomba casi son como los Kleenex o el Fairy, marcas que han fagocitado por completo la categoría en la que compiten, así que quizá por eso sus creadores se han dormido un poco en los laureles con los años. Y no pasa nada: siguen limpiando bien, siguen siendo útiles y, sí, bueno, el precio sigue siendo elevado para un dispositivo que no es imprescindible.

El último modelo de la familia que han lanzado al mercado es el Roomba 691, que no es ninguna revolución, pero que se sitúa cómodamente entre los aspiradores con más prestaciones, aunque sin ser el tope de la gama.

Cuesta 549 euros y sus principales características son que puede adaptarse muy bien a cambios de terreno (de parquet a baldosa a moqueta, una otras otra), que sabe identificar escaleras y obstáculos peligrosos, que tiene un diseño de perfil bajo para colarse bien bajo cortinas o camas y que se sincroniza con una app para cumplir con sus rutinas de limpieza o poder activarlo cuando nos apetezca.

¿Qué tal se ha portado en las dos semanas de uso continuado que le he dado? Pues como un campeón, sobre todo teniendo en cuenta los dos gatos que tengo en casa. El pelo de animal deja de ser un problema con un robot aspirador, al menos en el suelo, aunque esto exija bastante más mantenimiento que si no tienes un animal de compañía. Limpiar las partes móviles y los rodillos dos veces cada semana es lo recomendable en esta situación.

He de decir que el funcionamiento de estos aspiradores me parece un poco lento, así en general. No es un problema del Roomba 691, sino un capricho personal. Aunque normalmente una habitación más o menos despejada de unos 20 metros cuadrados se queda limpia en media hora sin problema, como tengas muchos trastos de por medio, el Roomba va a dar muchas vueltas.

Incluso si creas una pared invisible con el accesorio que incluye para que ignore ciertos lugares (los comederos de mis gatos) o no se salga de una sala, su movimiento es errático cuando tiene estorbos.

Por fortuna, nunca he estado presente para observar esto más allá del primer día que estuve observando el funcionamiento del cacharro. Como se puede programar y activar desde la aplicación de la compañía, siempre ha trabajado cuando yo estaba en el trabajo, algo que seguramente haga todo poseedor de un Roomba.

Nunca me he encontrado nada como no debía al usarlo y el dispositivo siempre estaba de vuelta en la base tras dejar los suelos limpios. Como su batería de una hora sólo me da para limpiar el salón y la habitación, así que no puedo obligarle a limpiar toda la casa sin que necesite varios ciclos. Tampoco es algo muy práctico de hacer, pues llevaría demasiado tiempo.

No hay mucho más que pueda decir del Roomba 691 salvo que cumple con su función y que no echo de menos ninguna de las características que tienen los modelos superiores y más caros. Tal y como actúa, me parece que hace de sobra y me ahorra bastante tiempo, porque sólo tengo que pasar el aspirador de toda la vida por aquellos lugares más inacesibles (debajo de mi cama, donde tengo varias cajas de almacenaje) y fregar el suelo.

Si eres un vago redomado para limpiar, seguramente adores estos aspirados. Es una pena que su precio sea tan elevado en casi cualquier categoría porque cumple con todo lo que promete. Incluso si los nuevos modelos que se van lanzando sólo refinan diseño y algunas prestaciones menores, siguen mereciendo la pena. Otra cosa es que la competencia se ponga las pilas y les pase por delante en algún momento, pero eso aún no ha pasado.

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